martes, 8 de junio de 2010

Objetivos de Desarrollo del Milenio


Quiero recordar dónde escuché por primera vez esas tres palabras... Objetivos de Desarrollo del Milenio... seguro que en cualquier telediario pero ahí me quedé, no sabía lo que eran y a pesar de sonar bien no me interesé más en esa cuestión. Con la actividad propuesta desde clase puedo decir que ahora sé qué son estos objetivos y lo peor de todo he descubierto que el ser humano es tan poco altruista que solo se mueve por algo a cambio. Esta última cuestión la trataré más adelante y ahora me centraré en los objetivos como tal.


Estos ocho objetivos, fueron planteados en el 2000 por los 192 países que conforman las Naciones Unidas, con el fin de obtenerlos antes del 2015. Y la realidad es que nos encontramos actualmente a 2010, momento en el que finaliza la legislatura europea el presidente de España, y hasta ahora no se aprecian muchos avances conseguidos en las materias propuestas y es por ello que se ha de exigir una actividad encaminada al alcance de estos objetivos. Quizás, la crisis actual que impera a nivel mundial, puede ser utilizada como excusa para alegar que no hay ni medio ni recursos para dedicarse a esto, y yo contradigo esta idea aportando que han tenido el tiempo suficiente en estos diez años atrás para movilizarse y al menos intentar conseguir algo, ya que pocos países han sido los que algo han alcanzado. Los ocho objetivos que encontramos son los siguientes:

- Erradicar la pobreza extrema y el hambre.
- Lograrla enseñanza primaria universal.
- Promover la igual entre géneros y la autonomía de la mujer.
- Reducir la mortalidad infantil.
- Mejorar la salud maternal.
- Combatir en SIDA, el paludismo y otras enfermedades.
- Garantizar el sustento del medio ambiente.
- Fomentar una asociación mundial para el desarrollo.

Éstos son los objetivos planteados y al mismo tiempo criticados, tachados de ambiciosos y difíciles de alcanzar. Y al mismo tiempo, todo esto me parece absurdo, pues se plantean cosas que ya deberían de estar superadas y alcanzadas por los países que vulgarmente llamamos como desarrollados. Desarrollados económicamente porque socialmente... dejamos mucho que desear.

En torno a la figura del Educador Social es inevitable mencionar que es imprescindible su labor para el desarrollo de estos objetivos pero si hacemos referencia al hecho de que estudiantes de trabajo social y educación social necesitemos de algo a cambio, que nos beneficie, para trabajar, no creo, sinceramente, que vayamos hacer mucho como profesionales por estos objetivos. Realmente es para reflexionar. Nada más que aportar, a excepción de recalcarme en algo que descubrí cuando empecé esta carrera y es que el altruismo, por desgracia, en nuestra sociedad no existe.

Irene

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